HISTORIA DE UN CLUB

Resultado de la afición de sus fundadores

El mar y la productividad

A lo largo de los siglos, la interacción entre el ser humano y el mar se fundamentó en la productividad económica que este podía aportar, bien a través del comercio o la pesca. Los más osados navegaron por el afán de descubrir y el mar fue también escenario de las más cruentas batallas, pero como trasfondo, siempre hubo un interés económico o de dominio.

La vertiente lúdica de la navegación

No es hasta principios del s. XX cuando se desarrolla la vertiente lúdica de la navegación asociada al auge de los deportes náuticos y al veraneo de las clases pudientes. Es en ese momento cuando surgen los clubs náuticos.

En 1906, en la entonces villa de Castro Urdiales, el ingeniero Manuel Ganendio puso en marcha el primer intento de construcción de un club náutico, propósito que aunque no llegó a buen puerto colocó la primera e importante piedra de un camino que concluiría en 1955; y no solo como idea, sino en su concepción y emplazamiento.

Las sedes náuticas flotantes, bien bateas u otras superficies, proliferaron a principios del siglo XX. Castro también la tuvo, aunque en fechas posteriores. Recibía el sobrenombre de Deuda Flotante y cumplía, sin mayores pretensiones, con la función de inestable lugar de encuentro náutico-social.

El mar acercó al rey Alfonso XIII a Castro Urdiales, su proximidad afectiva a las élites de Neguri y la proximidad en millas náuticas de Getxo con Castro Urdiales propició la presencia del monarca. Visitó la villa en cinco ocasiones, siempre en un contexto náutico. Esta relación fraguó la concesión, en 1909, del honorifico título de ciudad a la villa de Castro Urdiales.

El 3 de agosto de 1955 se celebró en el Salón de Sesiones del Ayto. de Castro Urdiales una reunión para tratar sobre la posibilidad de construcción de un club náutico. El encuentro se celebró a instancia de un grupo de grandes aficionados al mar; y entre ellos, se nombró una comisión para tramitar el expediente para su construcción y la elaboración de un reglamento.

Tres años después, en agosto de 1958, se inauguró la magnífica sede social del Club Náutico de Castro Urdiales bajo la presidencia de Vicente Herrera.

La construcción constituye un buen ejemplo de arquitectura racionalista, es obra excepcional del arquitecto Gabriel de la Torriente y del ingeniero Agustín Gómez Obregón, y aúna arquitectura y urbanismo.

Un edificio de hormigón con amplios ventanales, enormes voladizos sobre la plataforma perimetral y con cubierta a dos aguas, pero con la originalidad de su caída hacia dentro. Se sostiene por pilotes sobre la lámina de agua y conecta con el cantil mediante una pasarela también sobre pilotes.

Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico

El edificio se encuentra recogido dentro del Catálogo de Protección del Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico del PGOU de Castro-Urdiales y aparece reseñado en la Guía de Arquitectura Urbana de Castro-Urdiales editada por el Ayuntamiento de Castro-Urdiales. La afición de sus fundadores al mar ha sido la piedra angular y la razón de ser del club, que superados los 60 años de vida sigue deslumbrando por la belleza de su cubierta en forma de V, como las alas de una gaviota.